Los 5 y 10 céntimos «del jinete» eran de aluminio casi puro, e intentaban copiar fielmente la moneda hispanorromana de Osca, y sustituir al bronce aún en circulación desde el decreto de 1868.
Moneda de 10 CÉNTIMOS de 1959, de Franco, calidad SC
Durante el periodo en el que fueron de curso legal, las monedas de 5 y 10 céntimos eran popularmente conocidas como perra chica y perra gorda, respectivamente.
El motivo es el león que aparecía en las primeras emisiones de estas monedas, que el pueblo confundió con un perro. Este apodo de las monedas dio origen al refrán "para ti la perra gorda", utilizado para denotar avaricia en la persona a la que se le habla.